CORONEL VICENTE DAMASCO: MENSAJE AL PUEBLO ARGENTINO
Somos concientes que mientras el mundo avanza con su extraordinario desarrollo científico y técnico, la República Argentina permanece estancada asemejándose cada vez más a un enfermo en terapia intensiva a la espera de la medicina milagrosa que lo salve. Para algunos pocos la medicina está en los arreglos financieros con el Fondo Monetario Internacional. Para nosotros, la inmensa mayoría, se trata de una deficiencia moral y ética, y de la falta de conocimientos y de un verdadero sentido de Solidaridad Social.
Es inconcebible que un País como el nuestro, con grandes recursos naturales y con un maravilloso Pueblo, sin problemas religiosos, étnicos ni raciales, se encuentre sumido en un profundo estancamiento con su potencial plenamente extranjerizado, con sus Pequeñas y Medianas Empresas en proceso de desintegración y con un índice de pobreza sin precedentes en toda nuestra historia. Como los pocos que tienen mucho y los muchos que ya no tienen nada. La situación se torna así realmente crítica e insoportable y se complica aún más por el hecho de que el actual gobierno parece no encontrar otra solución que la de reunir fondos para pagar una Deuda Externa que ya cuenta con sentencia de Cámara adversa, por su procedencia ilegítima.
Frente a esta realidad actual, plena de incertidumbre y de amarguras, la consigna nos señala que debemos comenzar de nuevo con el mismo fervor y la misma fe con que lo hicieron aquellos abuelos, padres y hermanos que nos precedieron en 1945 y 1973.
Somos concientes de la penetración foránea y de la lucha permanente entre las propias ansias de mantenernos independientes. También aprendimos a conocer a quienes trabajan realmente por el País y su Pueblo, y a quienes no proceden de igual manera. Por eso, estamos convencidos que no es tan malo el gringo que compra sino el criollo que se vende o se deja comprar.
En consecuencia, nuestra preocupación permanente será la de mantenernos atentos y vigilantes para no ser sorprendidos por intenciones aviesas.
Los desocupados de hoy, los que seremos inexorablemente desocupados y muertos de hambre mañana y los que sin tener apremios económicos comprenden la realidad nacional, llamamos a todos: a los Peronistas, a los Radicales, Socialistas e Independientes proscriptos o no, en una palabra, a la ARGENTINA PROHIBIDA, para que puestos de pie gritemos BASTA. La fuerza del temor es poderosa, pero la fuerza de la razón es invencible. El Tte. Gral. Perón lo expresó muy claramente en 1955 cuando dijo: La fuerza es el derecho de las bestias. Y nosotros, que formamos el gran Pueblo Argentino, decimos: queremos vivir en paz, dentro del orden jurídico argentino; queremos trabajo, salud, educación, jubilación digna, seguridad y justicia; queremos que la persona humana sea respetada como tal y no como un número o un simple engranaje de una máquina; queremos el imperio de una verdadera JUSTICIA SOCIAL, sin exclusiones bajo ningún pretexto.
Tenemos que elegir entre la vida digna y la especulación financiera, entre el accionar con responsabilidad jurídica del gobernante y la impunidad de los gestores de intereses espúreos.
Aspiramos a contar con un gobierno que lejos de expresar palabras huecas como las que venimos escuchando desde hace 25 años, que sea un gobierno que ejerza plenamente todos los atributos del poder haciendo efectivo un Programa de Salvación Pública Nacional para que nuestra vida tenga sentido y no se desvanezca como una entropía.
Un gobierno que tenga presente a nuestros ancianos y niños y a la verdadera esperanza del futuro, nuestra Juventud, la Juventud Argentina que hasta ahora fue olvidada y condenada a un envejecimiento prematuro y que de una vez por todas hay que brindarle la oportunidad que merece y que es imprescindible en bien de los grandes intereses nacionales.
Invocamos a Dios nuestro Señor, fuerza de todas las fuerzas y causa de todas las causas, a la Santísima Virgen María, madre de todas las madres, y a Nuestra Señora de la Reconquista, elevando nuestros sentimientos para que así sea.
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Dr. HUGO ROGELIO CARDOZO -