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LA VOZ NACIONALISTA

CARTA DE MARIA LILIA GENTA A COSME BECCAR VARELA

Buenos Aires, 22 de junio de 2009

  Sr. Director de

La Botella al Mar

Dr. Cosme Becar Varela

 

Estimado Dr.:

Tentada estuve de escribirle cuando, hace varias semanas, circuló por los medios digitales una carta suya dirigida al Arzobispo de La Plata, Monseñor Héctor Aguer. En esa ocasión dirigió usted sus dardos dolientes contra un Obispo que -casi en soledad- habla con solvencia intelectual y denuncia lo esencial de la destrucción sistemática de la Nación Argentina. Por eso, su preocupación central es la educación pues hay que comenzar por la cabeza, por lo superior.

Los medios de hoy han difundido unas declaraciones de Monseñor Aguer que expresan su pensamiento sobre el candente tema de la educación argentina (concretamente sobre la asignatura llamada “construcción de ciudadanía”), pensamiento, por otra parte, expuesto y publicado hace más de un año y medio, en varios escritos que he tenido ocasión de leer de este Obispo culto y valiente, rara avis.

Si hay algo que enfurece al enemigo es el conocimiento que Monseñor Aguer tiene de los pensadores actuales y la solidez intelectual con que los expone y los critica. Conoce en profundidad el contenido del pensamiento de la llamada Escuela de Frankfurt y conoce muy bien el grado de penetración y dominio que esa ideología tiene en la educación y en la cultura contemporánea.

No es Monseñor Aguer un “escolástico” esquemático y repetidor sino un verdadero intelectual que, desde el pensamiento de la tradición, desentraña minuciosamente y enfrenta con valentía los errores con los que se pretende destruir hasta el último vestigio, no ya de la Cristiandad, sino del orden natural que va quedando en nuestros niños, adolescentes y jóvenes.

Siento la necesidad de escribirle ahora para decirle que su carta anterior equivocó el destinatario. Una vez más la prensa -que no es el cuarto poder sino el primero- con su aviesa tergiversación y manipulación de las declaraciones de Monseñor Aguer, demuestra que éste, cuando habla, toca lo importante, toca, precisamente, a los que tienen el poder que es el de la ideología y el de la contracultura antes, mucho antes, que el dominio de las magistraturas políticas.

No sé si alcanza usted a entender que esta es la denuncia más importante que ha hecho un miembro de nuestro Episcopado. A veces resulta difícil sacarse las anteojeras y salirse de las recetas. Eso nos impide ver lo importante. ¿No le parece, Dr., que si de obispos se trata, nuestros misiles y misivas debieran dirigirse, por ejemplo, contra el Obispo de Neuquén -vinculado, entre otras cosas, a cierto “seminario” de teología de la universidad de las madres de Plaza de Mayo- a quien en el Vaticano le recomendaron directamente que renunciara?

Repito, Dr.: creo que equivocó el destinatario de su misiva. Los diarios de hoy lo confirman.

Un cordial saludo

 

 

María Lilia Genta

 

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