KAZAJSTAN
Por Angel Maestro
Al contrario de lo que está ocurriendo en los medios informativos europeos, y como viene siendo habitual en los medios españoles, están pasando inadvertidas las declaraciones del nuevo presidente de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) Nursultan Nazarbayev, presidente de Kazajstán. Esta nación, la mayor (salvo Rusia) de las antiguas repúblicas soviéticas —cuenta con 2,7 millones de km2— ha duplicado dos años antes de lo previsto el volumen de su PIB.
En la frontera de los años 80 y 90 del pasado siglo se produjeron cambios muy profundos. Se desplomó la Unión Soviética, se desintegró la Organización del Pacto de Varsovia, se reunificó Alemania, desaparecieron Yugoslavia y Checoslovaquia...y se fundó la Comunidad de Estados Independientes con la participación directa de Kazajstán.
A mediados de la última década, la antigua CSCE pasó de ser un foro de diálogo político a convertirse en una organización trasnacional: la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). La renovada organización adoptó la declaración «Un modelo de seguridad común y universal para la Europa del siglo XXI», en la que se ponía de manifiesto la necesidad de construir una Europa única, pacífica y democrática que no tuviera líneas de separación.
El terrorismo y el extremismo
Según Nazarbayev una amenaza global de los últimos tiempos la constituye el problema del extremismo, al que han de enfrentarse prácticamente todos los países miembros de la OSCE. Por eso, cuando se trata de asuntos globales de seguridad, la Organización no puede ser indiferente en lo que respecta al terrorismo y al extremismo que, como la metástasis de un cáncer, poco a poco va afectando a toda la civilizaci6n mundial.
Es muy importante reconocer las razones históricas por las que la OSCE pasó de ser una organización europea continental a transformarse en una organizaci6n de carácter transcontinental, por su ámbito de responsabilidad y de actividad. Hoy la constituyen los países de Europa, Asia Central y EEUU.
Por eso seria más correcto hablar, no de la seguridad europea sino de la seguridad eurasiática. Hoy resulta imposible garantizar una seguridad europea estable sin tener en cuenta la dimensi6n asiática. La seguridad en el mundo moderno, inc1uida Europa, no esta condicionada solamente por amenazas potenciales de una agresión militar masiva, procedente de países establecidos y ejércitos regulares, sino también por amenazas de posibles atentados terroristas y conflictos que tienen su raíz en las diferencias étnicas y confesionales.
Como es sabido, 43 de los 56 países-miembros de la OSCE participan, de una u otra manera, en las operaciones militares o en la recuperación de la economía en Afganistán. Y hay que reconocer que sin organizaciones regionales será difícil resolver el problema afgano. La OSCE tiene que encontrar su propio papel en este gran trabajo y Afganistán podría ser un puente entre diferentes organizaciones regionales.
Al llegar a este punto, Nazarbayev quisiera hacer una distinción entre aspiraciones políticas y modelos de civilización. Hoy es evidente que «el mundo unidimensional» y «la civilización universal» son utopías arcaicas. No se pueden ignorar la forma de vida, las costumbres, la cultura, la historia étnica de las diferentes regiones del mundo. En caso contrario, se puede ocasionar una crisis fundamental, en cuya base se cimentara la oposición social, cultural, y religiosa al modelo de desarrollo occidental. Pero también es justo que los valores de la civilización occidental sean respetados sin condiciones por otras regiones del mundo, así como por las diásporas étnicas que se han asentado en las sociedades occidentales.
Kazajstán es hoy un estado multinacional y pluriconfesional que se opone a la intolerancia religiosa, a la xenofobia y al racismo, y que ocupa, además de la presidencia de la OSCE, la de la Comunidad Económica de Eurasia. Ha constituido la unión aduanera con Rusia y con Bielorrusia y en 2012 espera formar con ambas el espacio económico común.
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