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LA VOZ NACIONALISTA

El crimen de los empresarios

 

¿NARCOTRÁFICO O MAFIA DE LOS LABORATORIOS MEDICINALES?
LO QUE NO SE CUENTA DE LA MUERTE DE LOS EMPRESARIOS

    Finalmente, se hicieron carne las peores especulaciones. Los tres empresarios que habían desaparecido el jueves pasado, fueron hallados asesinados a balazos en la cabeza al costado de una ruta del partido bonaerense de General Rodríguez. Se investiga ahora si fue una venganza mafiosa de una supuesta red de venta ilegal de medicamentos.
    Los cuerpos de los vendedores de medicamentos Sebastián Forza, de 34 años, y Damián Ferrón, de 37, y del publicista Leopoldo Bina, de 35, fueron hallados a la altura del kilómetro 11 de la ruta provincial 6, casi en la intersección con la 47.
    Fuentes de la investigación indicaron que los cadáveres se encontraban maniatados, boca abajo y habían sido asesinados con disparos de armas de fuego en la cabeza.
    Por su parte, el superintendente de la Policía Bonaerense, Daniel Salcedo, aseguró que las víctimas habrían sido asesinadas hace "como mínimo 40 horas" y que en el lugar del crimen "se encontraron vainas de distintos calibres que hacen presumir hasta ahora la utilización de dos armas de fuego". Así, confirmó que los homicidios se produjeron donde se encontraron los cuerpos.
    Hay un dato en el que todos estuvieron de acuerdo: se trató de un crimen mafioso. Hasta el propio gobernador bonaerense, Daniel Scioli, se animó a decirlo sin pelos en la lengua.
    La realidad es que, detrás de esta historia hay detalles aún desconocidos a nivel general.


¿Ajuste de cuentas?

    En el mes de mayo de 2008, este cronista estuvo almorzando con Sebastián Forza en una confitería ubicada en la esquina de las calles Viamonte y Paraná. En ese lugar, el empresario aseguró que tenía información relevante para aportar acerca de ciertos laboratorios que negociaban con medicamentos para hemofílicos. Mencionó en la charla a la firma Novoseven y otras que estarían involucradas en negociados multimillonarios. De esa charla fueron testigos al menos cuatro personas más.
    El temor de Sebastián era más que elocuente y no paraba de decir que lo iban a asesinar por las cosas que sabía.
    Hoy en día, los investigadores coinciden en que una de las principales hipótesis está orientada a una supuesta mafia ligada a la venta ilegal de medicamentos falsificados, totalmente coincidente con los dichos del joven occiso.
    Independientemente de eso, lo que pocos saben es que Sebastián Forza tenía una mesa de dinero, tema en el cual estaba involucrado su propio padre. Gran parte de sus ingresos iniciales estuvieron vinculados a este “emprendimiento”, luego engrosados por los jugosos cheques que cobraba por parte de diversos laboratorios medicinales y que cambiaba en diversos instituciones financieras, una de ellas es una cooperativa llamada Créditos Sur, perteneciente al empresario Jorge Fidalgo y presidida por Juan Manuel Manzorro, y Advantage Cooperativa Limitada, del Señor Caparroz, ex socio de Fidalgo. Fidalgo y Caparroz operaban depositando en cuentas de Forza o de sus empresas grandes sumas de dinero. En algunos casos, intercambiaban cheques entre ellos mismos para “blanquear” sus operaciones.

 

    En ese marco, nadie entiende cómo es posible que este tuviera una deuda de ocho millones de pesos y estuviera en convocatoria de acreedores. ¿Un gesto para alejar sospechas? ¿Un mecanismo de lavado de dinero?
    Por caso, una fuente vinculada a la familia de Forza admitió a este medio: "todo es raro porque la familia de Sebastián no tiene problemas de dinero. Y muy probablemente en todo esto dejen sola a la viuda para que se encargue de levantar el millonario muerto en deudas". Otras fuentes, como se verá más adelante, aseguran que debe ponerse el foco en las abultadas deudas de Forza.
    Prosigue el informante: "Con respecto a Leopoldo y Damián, Leopoldo se empezó a juntar con ellos hace muy poquito. Leopoldo no era publicista como se decía, sólo trabajaba con su padre que hacía revistas de anuarios o publicitarias para algunas instituciones. Lo que el hacía era revender cosas, relojes truchos, plasmas, zapatillas, lo que sea... o trucho o de dudosa procedencia, él siempre estaba en la última, el último negocio él lo estaba explotando".
    Se sabe que Leopoldo anteriormente se dedicó a la onerosa venta de automóviles y se juntaba con personajes de frondoso prontuario y antecedentes.
    La fuente anteriormente mencionada, insiste con las sospechas: "Andaban en algo, Sebastián andaba desesperado por conseguir alguien que invierta en alguna de sus ideas y era capaz de juntarse con cualquiera. Damián le hacía la segunda desde hace rato a Sebastián, pero lejos estaba de tener sus aspiraciones".
    Cada afirmación, genera más sospechas.


Biografía no autorizada de Forza

   Sebastián Forza tenía 34 años, era flaco, muy alto y casi siempre se peinaba para atrás. Usaba trajes y perfumes caros, tenía un pequeño hijo llamado Santino y estaba casado con Solange Bellone. Se inició en el negocio de los fármacos como visitador médico —su padre es gerente de laboratorios Gadory se lanzó con una pequeña distribuidora de medicamentos a metros del hospital Italiano gracias a la plata que su familia le dio, más la que le sacó a la madre de su entonces novia —y hoy viuda— Solange.
    La distribuidora —Seacam SA— se dedicaba a intermediar en la venta de medicamentos a obras sociales —en el marco de este negocio aparecen sospechosos contratos con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires—, geriátricos y hospitales. Como solía recibir cheques en forma de pago por sus servicios, solía cambiarlos ante diversas empresas financieras.
    Por los desarreglos financieros, muchos especulan que la muerte de Sebastián podría estar vinculada a esta actividad. “Para mí no cabe duda que su muerte y la de sus colegas está relacionada por garcar financieras (sic). Habría que bucear hablando con Caparroz —mencionado más arriba—, que se lo menciona como el Señor Muerte si no le pagás, o con Fidalgo, con prácticas similares”, aseguró una persona muy cercana a la familia a Tribuna de Periodistas.
    Luego de casarse con Solange, Sebastián no paró de crecer a nivel económico: camioneta 4x4, casa en Pilar del Este, viajes al Caribe —fue a EuroDisney la última semana santa—, colegio bilingüe para su hijo y hasta un Mini Cooper de colección.
    Al poco tiempo, Sebastián mudó la distribuidora a un lugar más grande y en el cortísimo plazo de tres años generó dinero de manera exponencial (1). Esto trajo aparejada otra realidad no tan promisoria: pastillas para dormir, adicción al trabajo y maltrato a su mujer —aparecen incluso amenazas con armas—, lo cual derivó en que tuviera que tratarse con un especialista de la salud mental, en este caso el mediático psicólogo Gabriel Rolón.
    Los problemas cotidianos empujaron la separación de Sebastián y Solange, pero los ruegos del primero por no ser abandonado —junto a las promesas de cambiar su violenta actitud— prolongaron la relación. El concurso de acreedores estaba a la orden del día: casi 4 millones de dólares, sumado a más de 500 cheques rechazados. Su mujer estaba harta y a la vez convencida de que su status económico —en apariencias pujante— era, puertas adentro, desesperante. "Sebastián seguía armado y librando cheques, nadie podía entender cómo se animó en la última semana santa a viajar a Francia junto a su mujer y su hijo, con todos los problemas que tenía", admitió una de las fuentes consultadas.
    Otros arriesgaban hipótesis más oscuras: si tiene una droguería ¿sólo vende medicamentos o algo más?
   A ese respecto, muchos recuerdan su faceta supuestamente "solidaria", a través de la cual solía jactarse de que donaba medicamentos "a los pobres", y que siempre lo llamaban de urgencia, para que abriera el negocio y les donara a aquellos que estaban urgidos de medicinas. ¿solidario o proveedor de precursores químicos y otros elementos a narcotraficantes?
    "Si hay algo que Sebastián no era es justamente solidario. Cuando su querida suegra se enfermó de cáncer, ni siquiera con las drogas que necesitaba, aún cuando ella lo ayudó financieramente".


Concluyendo

    Sebastián Forza era parco, nervioso, agresivo e impredecible, así al menos lo recuerda quien firma este artículo. Según él, su mujer era su fiel ladera. Si bien lo defendía a capa y espada, para con sus íntimos se animaba a desnudar la verdad financiera: deudas y más deudas, amenazas del propio Sebastián y ajenas. Miedo e intranquilidad.
    Un dato a indagar: cuando Solange se dirigió a la fiscalía a denunciar la desaparición de su marido, le dijeron que podía tratarse de una escapada en el marco de "un fin de semana largo", algo insólito si se tiene en cuenta que este venía siendo amenazado de muerte. Luego, cuando apareció su camioneta quemada, la fiscalía se negó a relacionar una cosa con la otra. Esto demostraría que la zona fue liberada por cuatro días.
    Finalmente, un anticipo: Solante, única que realmente conoce todo el entramado ya mismo está evaluando pedir protección judicial y contar todo lo que sabe. Parte de la trama ya fue confesada por ella a la justicia, donde habló off the record de mafia de laboratorios medicinales, negociados millonarios y drogas sintéticas.
    Es el principio de una trama descomunal, que no está exenta de la participación de funcionarios del Estado de altísimo nivel.

Christian Sanz

(1) Según una fuente cercana a la familia Forza, “Sebastián trabajaba bajo el manto de varias SRL y SA, cuando una de ellas iba mal, se comenzaba a trabajar con la otra. Las deudas eran muy grandes, pero el tren de vida seguía siendo de lujo".

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